“Te picaba la cara, sentías que ardía muchísimo”: la represión y el uso de armas menos letales contra las mujeres en Ciudad de México
Colectivos de mujeres durante la protesta en la Ciudad de México el 8 de marzo del 2022. Las autoridades rociaron de polvo de extintor y un agente químico que generaba ardor intenso en nariz, ojos y boca sobre las manifestantes | Foto: Mónica González
México

“Te picaba la cara, sentías que ardía muchísimo”: la represión y el uso de armas menos letales contra las mujeres en Ciudad de México

Dalila Sarabia / Animal Político - Mónica González / El País - Pablo Ferri / El País - Albinson Linares (Telemundo)

En las manifestaciones feministas, activistas denuncian el uso constante de gases lacrimógenos, extintores y otros elementos que no están contemplados en la ley mexicana de uso de la fuerza.

Eli lo recuerda con claridad, fue el 8 de marzo de 2020. Después de marchar por el Día Internacional de la Mujer, miles de manifestantes habían llegado desde el Monumento a la Revolución al Zócalo de la Ciudad de México.

Mientras algunas descansaban en la gran plaza de concreto, otras libraban una lucha con la policía local, en su mayoría mujeres que pertenecen al grupo Atenea de la Secretaría de Seguridad Ciudadana quienes, con polvo seco de extintor, algunas bombas de humo y palos, buscaban impedir que se acercaran al Palacio Nacional, donde despacha y vive el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Aquel domingo las policías se ubicaron estratégicamente: primero estaban las uniformadas con los escudos y después el resto de agentes con los extintores que accionaron ante la menor provocación, aunque no hubiera fuego que contener.

De pronto, como si se tratase de un animal que repentinamente atacaba, la valla que formaban las policías se abrió y “se comió” a una de las manifestantes.

“Caían bengalas, tubos, hubo un momento donde las chicas, literal, ya iban a quitar la barricada que habían puesto las policías y en ese momento recuerdo cómo se abre la valla y sustraen a una menor de edad. Literal se la comió la valla. Abrieron los escudos, la agarraron y la jalaron para adentro”, comparte Eli, una joven que pertenece a un colectivo del Estado de México que da acompañamiento a mujeres víctimas de violencia de género y prefiere conservar su anonimato por motivos de seguridad. Eli conversó con El País y Animal Político, medios aliados de la investigación colaborativa y transfronteriza El Negocio de la Represión en conjunto con el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) y otros ocho medios americanos.

Mientras las manifestantes, algunas encapuchadas y otras con el rostro descubierto, exigían que presentaran a la joven sustraída, las policías aseguraban que no habían detenido a nadie por lo que el enfrentamiento cesó y las mujeres comenzaron a denunciar a gritos que la policía se había llevado a una de sus compañeras.

Luego de unos minutos, por un costado del Palacio Nacional se comenzó a observar un movimiento inusual… la joven sustraída había sido puesta en libertad.

“(Estaba) golpeada, con su ropa rota, sin brasier, pateada, se le veían los golpes, estaba raspada y pues ella lo único que hizo fue abrazar a la persona con la que iba y le dijo ‘vámonos’, no se quedaron ahí”, detalla Eli.

Elementos de la policía de la Secretaría de Seguridad Pública de Ciudad de México se enfrentaron con manifestantes el 24 de noviembre de 2020, en el contexto del día internacional contra la violencia hacia la mujer | Foto: Nayeli Cruz
Elementos de la policía de la Secretaría de Seguridad Pública de Ciudad de México se enfrentaron con manifestantes el 24 de noviembre de 2020, en el contexto del día internacional contra la violencia hacia la mujer | Foto: Nayeli Cruz

La Comisión de Derechos Humanos local, que en todas las movilizaciones tiene presencia, le ofreció apoyo para que la revisara un médico, sin embargo, la joven se negó porque “los policías le dijeron que la iban a matar a golpes, que no la iba a librar, que hasta ahí había quedado… que la iban a violar, que la iban a desaparecer”, agrega Eli, así que decidió retirarse del lugar.

Eli recuerda que después de ese hecho la protesta experimentó unos minutos de calma. Había desconcierto por lo sucedido. En eso estaban, continúa Eli, cuando de pronto la policía comenzó a lanzar bombas de gas lacrimógeno o pimienta —según describe la joven— que rápidamente hicieron que algunas mujeres presentes en la plaza de la Constitución comenzaran a babear y vomitar.

Después comenzaron a disparar lo que, según afirma Eli, eran balas de goma que les rebotaban en las piernas, por lo que las manifestantes comenzaron a correr buscando dónde protegerse de la agresión.

Ese 8 de marzo de 2020, apenas unos días antes de que las autoridades instauraran el confinamiento de la población por el Covid-19, más de 80.000 mujeres marcharon en Ciudad de México para protestar contra la violencia de género que se vive en el país y que a diario, según cifras oficiales, cobra la vida de 10 mujeres. Fue una protesta nunca antes vista.

Marcha por el día internacional de la mujer en Ciudad de México, el 8 de marzo de 2020. Los contingentes protestaron en las principales capitales del país por los feminicidios, la desigualdad y el derecho al aborto | Foto: Mónica González
Marcha por el día internacional de la mujer en Ciudad de México, el 8 de marzo de 2020. Los contingentes protestaron en las principales capitales del país por los feminicidios, la desigualdad y el derecho al aborto | Foto: Mónica González

En el discurso, los distintos niveles de gobierno se solidarizan con la lucha feminista y ofrecen una lista de programas y políticas públicas implementadas para apoyarlas. Incluso algunas autoridades, incluida la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, se autodenominan feministas.

Sin embargo, cada vez que el movimiento protesta en las calles de la capital del país, las organizaciones de defensa de los derechos de la mujer y las manifestantes denuncian constantemente el uso de extintores, gas pimienta y lacrimógeno, cohetones y algunos otros artefactos para dispersarlas.

“En la CDMX no se reprime, se contiene”, repiten una y otra vez las autoridades, pero, en la práctica, eso puede ser cuestionado.

Legislar el uso de la fuerza

El 27 de mayo de 2019 se expidió la Ley General del Uso de la Fuerza, la primera en su tipo y la que tiene como objetivo “establecer las normas generales bajo las cuales los integrantes de las instituciones de seguridad pueden ejercer el uso de la fuerza y utilizar el armamento oficial para el desempeño de sus funciones”.

Sobre el uso de la fuerza en manifestaciones, la legislación dispone que “por ningún motivo se podrá hacer uso de armas (de fuego, letales o menos letales) contra quienes participen en manifestaciones o reuniones públicas pacíficas con objeto lícito”. Si la movilización se torna violenta, las fuerzas del orden podrán hacer uso de los cinco niveles de fuerza contemplados en la ley: presencia de la autoridad, persuasión, reducción física de movimientos, utilización de armas incapacitantes menos letales y, como último recurso, la utilización de armas de fuego o fuerza letal.

Un elemento de la policía de la Secretaría de Seguridad Pública de Ciudad de México confronta a una manifestante el 08 de marzo de 2020 | Foto: Nayeli Cruz
Un elemento de la policía de la Secretaría de Seguridad Pública de Ciudad de México confronta a una manifestante el 08 de marzo de 2020 | Foto: Nayeli Cruz

“Las mujeres, estos colectivos de mujeres feministas, están tomando las calles y lo que están encontrando es un contexto represivo en el que las autoridades, las fuerzas de seguridad en diferentes estados están haciendo uso indebido de la fuerza, un uso excesivo de la fuerza para castigar a aquellas mujeres que están saliendo a protestar”, reprueba Érika Guevara, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

“Vemos algunos patrones comunes que hemos visto en otros países como el uso indiscriminado de armas menos letales como los gases lacrimógenos, los gases pimienta; hemos visto, lamentablemente, el uso de armas letales, el uso de armas de fuego que se disparan directamente a los cuerpos de las mujeres que están protestando de forma pacífica”, asevera Guevara.

Otros de los métodos documentados por la organización —y que han sido denunciados— tiene que ver con la técnica policial denominada encapsulamiento o contención de los grupos de mujeres que protestan en la que las fuerzas del orden se forman y en segundos rodean a las manifestantes evitando que sigan avanzando. Se trata dos o tres filas de mujeres policías que les impiden seguir: nadie sale y nadie entra sin importar las condiciones climáticas, aunque llueva o el sol esté en su punto más alto.

Cuando las mujeres intentan sortear ese encapsulamiento, la policía responde haciendo uso de armas menos letales como gases lacrimógenos con el fin de mantenerlas dentro del cerco policial.

En el caso de la CDMX y el Estado de México, comparte, Amnistía Internacional ha sostenido reuniones con autoridades locales en las que “se hacen promesas de que habrá cambios en las metodologías de control de protestas y acompañamiento, (pero) que, en la práctica, pues hasta ahora, no vemos los resultados”, lamenta Guevara.

En este contexto, Eli, quien aceptó ser entrevistada solo si se cubre su rostro, afirma: “Claudia Sheinbaum (jefa de gobierno de la CDMX) le tiene más miedo a una capucha que a los verdaderos feminicidas”.

Ya sea en el Estado de México o en la capital, la joven ha participado en diversas movilizaciones que le han permitido advertir los métodos que usan las autoridades para reprimirlas. Las movilizaciones en Ciudad de México del 8 de marzo, en conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, son ejemplos emblemáticos.

Sobre la movilización del 8 de marzo de 2022 afirma que los agentes de policía: “Rociaban el extintor y echaban gas pimienta… te picaba la cara, sentías que ardía muchísimo… Obviamente también entendemos que la Comisión de Derechos Humanos local no está preparada porque tendrían que ser esta mediación entre protestantes y la policía, y ellas se hacían a un lado porque también les afectaban los gases y tenían que irse a puntos adonde no llegara este tipo de químicos que literal te hacen babear y llorar… Muchas de las chicas se quitaban sus blusas para limpiarse la cara, se echaban coca cola, Pepto-Bismol, agua con bicarbonato…”.

Manifestantes se resguardan durante una la protesta el 8 de marzo del 2022. Las autoridades rociaron de un polvo de extintor y un agente químico lo que generaba ardor intenso en nariz, ojos y boca | Foto: Mónica González
Manifestantes se resguardan durante una la protesta el 8 de marzo del 2022. Las autoridades rociaron de un polvo de extintor y un agente químico lo que generaba ardor intenso en nariz, ojos y boca | Foto: Mónica González

“Empezaron a caer un tipo de bolsitas con mechero que era el gas lacrimógeno… algunas compañeras las alcanzaban a apagar con sus botellas de agua”, comparte.

Vía Ley de Transparencia, esta alianza periodística solicitó conocer el inventario de material disponible con el que cuenta la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) para la contención y disolución de manifestaciones, así como conocer el tipo de aparatos que se utilizan y que lancen humo, gas o similares. En su respuesta, la dependencia encabezada por Omar García Harfuch aseguró que en 2017 adquirieron 4.407 extinguidores y 500 vallas antimotín de 3 metros de altura cada una. Por los extinguidores, la SSC pagó 5 millones de pesos (equivalente a 99.325 dólares) que es lo que gastó la dependencia entre octubre y diciembre de 2021 en la contratación del mantenimiento preventivo y correctivo de todas las unidades de gasolina y diésel de su propiedad.

En 2020, detallaron, adquirieron 1.000 extinguidores portátiles adicionales.

Las fuerzas de seguridad de la ciudad de México emplean extinguidores portátiles para contener a las manifestantes durante las protestas de mujeres por la igualdad, la violencia de género y feminicidios | Foto: Nayeli Cruz
Las fuerzas de seguridad de la ciudad de México emplean extinguidores portátiles para contener a las manifestantes durante las protestas de mujeres por la igualdad, la violencia de género y feminicidios | Foto: Nayeli Cruz

Miguel Barrera, fundador de Marabunta, se ha dado a la tarea de juntar toda la evidencia posible de las movilizaciones en las que ha participado el colectivo que lidera. En entrevista —y por primera vez— mostró las granadas de gas lacrimógeno que los policías han lanzado en las manifestaciones feministas desde 2018 y cómo, con el paso de los años, han ido adecuando sus métodos para evitar que se pueda seguir rastro de su origen.

“(En un inicio) las lanzaban con toda su nomenclatura y su envase original”, dice mientras sostiene una de las primeras granadas de gas lacrimógeno que recuperaron.

“Esto sale de una armería, no lo puede tener un civil y es de uso exclusivo de las fuerzas de seguridad”, subraya.

Desde la primera ocasión que advirtieron el uso de estas armas menos letales en las movilizaciones feministas de la Ciudad de México, sostiene, se informó a las autoridades capitalinas. Por supuesto, el gobierno negó hacer uso de ellas a pesar de que había evidencia, afirma Barrera.

El colectivo encontró que las granadas de gas lacrimógeno fueron desarmadas y su contenido fue vertido en bolsas plásticas a las que les colocaron un mechero para lanzarlas desde detrás de sus escudos o de las vallas que soldaron para proteger monumentos y algunos otros sitios como, por ejemplo, el Palacio Nacional.

Según explica Barrera, al momento que caen al piso el fuego las cubre y cuando se desvanece la flama empiezan a liberar el gas. Este método comenzó a utilizarse en los últimos tres años. Ante el desconocimiento sobre qué era, la Brigada Marabunta en lugar de apagar una de estas bolsas, la dejó que liberara el gas: fue ahí cuando advirtieron que se trataba de gas lacrimógeno.

“¿Qué sucedió? Como ya habían sido evidenciados que estaban utilizando esto (granadas de gas lacrimógeno), dijeron ‘ya no hay que usar el envase’ y ¿qué hicieron? Lo cortaron, le sacaron el contenido, llenaron unas bolsitas, les pusieron una mecha y las arrojaron (...) No queda nada (de evidencia) porque queda hecho cenizas, no hay mucho modo de que alguien pueda señalar que es gas lacrimógeno”, explicó.

Granadas de gas lacrimógeno que los policías han lanzado en las manifestaciones feministas en la Ciudad de México. Marabunta, se ha dado a la tarea de juntar toda la evidencia posible de las movilizaciones | Foto: Mónica González
Granadas de gas lacrimógeno que los policías han lanzado en las manifestaciones feministas en la Ciudad de México. Marabunta, se ha dado a la tarea de juntar toda la evidencia posible de las movilizaciones | Foto: Mónica González

De acuerdo con esta respuesta de transparencia, de 2018 a la fecha la SSC no ha adquirido gas lacrimógeno, gas pimienta, cohetones o balas de goma para contener movilizaciones sociales en la CDMX. Entonces, ¿de dónde salen las bombas de gas y otro tipo de artefactos que la Brigada de Paz Marabunta ha recolectado en las movilizaciones y que presenta como testimonio de la represión que ejerce la policía capitalina en las manifestaciones feministas, a pesar de que las autoridades lo niegan?

Daniel Gómez de Tagle, extrabajador de la industria y experto en legislación y protocolos para el uso del armamento epiletal, resume su respuesta: es armamento que se tiene en bodegas y que está caduco o la autoridad están mintiendo.

“Si la administración de (Claudia) Sheinbaum dice ‘es que no hemos comprado y no tenemos’, lo que me preocupa es que están usando algo que se compró antes de Cuauhtémoc Cárdenas porque desde Cuauhtémoc Cárdenas hablamos —y hay fotografías, vídeos, evidencia— de que sí han estado usando y ya no están dentro de las características técnicas de dispositivos factibles de uso”, alerta el experto.

“Si nos ponemos estrictos y nos ponemos a buscar, podemos encontrar que prácticamente en cada administración han estado usando productos que dicen que no tienen. Si realmente no lo han comprado, entonces están usando productos caducos, punto”, afirma.

Frente a la evidencia recuperada por la Brigada de Paz Marabunta, Itzania Otero, directora de la Unidad de Policía Metropolitana Femenil, las llamadas Ateneas de la CDMX, pide que se muestre evidencia de que es la policía capitalina quien lanza esos artefactos y que se informe de las víctimas que hayan resultado lesionadas por estas acciones.

“Habría que ver qué mujer feminista tiene una lesión por este tipo de situaciones, sustancias u objetos, (porque) yo sí te puedo demostrar que compañeras policía sí tienen lesiones, operaciones y (hay videos) donde por sus golpes han salido lesionadas. Yo sí te puedo comprobar eso, yo quisiera ver que ellos o esta parte de los manifestantes me puede mostrar a mí que alguien ha salido lesionado por esta situación porque se puede decir que se usa y todo, claro, pero no hay prueba de ello y hasta ahorita, que yo sepa, no hay presentación de ninguna manifestante con alguna lesión de este tipo”, sostiene la policía.

Las policías de la Ciudad de México rocían extintores sobre las manifestantes durante las marchas feministas | Foto: Nayeli Cruz
Las policías de la Ciudad de México rocían extintores sobre las manifestantes durante las marchas feministas | Foto: Nayeli Cruz

En cada movilización, informa, un promedio de siete mujeres policías resultan con lesiones que requieren intervenciones quirúrgicas por golpes o quemaduras que reciben por parte de las mujeres que se manifiestan. Incluso, dijo, tiene compañeras que ya no han regresado a la labor en campo porque tienen un daño permanente y requirieron intervención quirúrgica, por ejemplo, en las rodillas.

“Yo te puedo demostrar todo esto, pero yo quiero ver qué daño les hemos causado para que ahora sí me cuestionen y me digan ‘ya ves, esto es causa de un gas, esto es causa de esto que nos aventaron’, pero la verdad es que no existe, así que vámonos por pruebas”, insistió Otero.

Uso del extintor, ilegal

De acuerdo con el inventario de armas no letales, para contener movilizaciones en la CDMX, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) solo cuenta con extintores y vallas metálicas antimotines que adquirieron entre 2017 y 2020.

Los primeros 4.407 extintores fueron comprados bajo la identificación de “inhibidores de flama como dispositivo no presurizado de reacción inmediata para extinción de fuegos A, B, C y K en fase inicial, como equipo de seguridad básico para los elementos de la policía preventiva de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México”. Se hizo a través del contrato número SSP/BE/A/328/2017 por la cantidad de 4’999.000 pesos, unos 99.325 dólares.

La segunda adquisición, correspondiente a 1.000 extintores portátiles de 4,5 kilogramos de polvo químico seco ABC se hizo el 31 de marzo de 2020. Por los aparatos se pagaron 696.000 pesos, equivalentes a 13.823 dólares.

Sobre el uso de estos aparatos, que las autoridades defienden es para protección de las policías que participan en las movilizaciones y no para reprimir o agredir a las manifestantes, el experto en legislación y protocolos para el armamento epiletal, Daniel Gómez Tagle, explica que, además de que su uso está prohibido por la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza, no sirven para nada.

Grupos de mujeres protestan durante las manifestaciones feministas en contra de la violencia de género en México es rociado con polvo de extintor empleado por distintos cuerpos policiales para dispersar y disuadir a las participantes | Foto: Mónica González
Grupos de mujeres protestan durante las manifestaciones feministas en contra de la violencia de género en México es rociado con polvo de extintor empleado por distintos cuerpos policiales para dispersar y disuadir a las participantes | Foto: Mónica González

“¿Cuál es la idea de usar el extintor? Que generes una distracción, pero yo no veo que la gente se distraiga (…) el extintor no es una opción legal de uso según la Ley Nacional del Uso de la Fuerza, no es una opción de fuerza y técnicamente no sirve para nada, el muro es infranqueable, ¿qué necesidad tienes de agredir a las personas?”, cuestiona.

Por separado, la doctora Rohini J. Haar, médica de urgencias con experiencia en temas de políticas sanitarias y derechos humanos, no puede ocultar su sorpresa e incredulidad sobre el uso indiscriminado del extintor por parte de las fuerzas del orden en las protestas feministas.

“¿Cómo un spray de mano portátil? ¡Dios mío, no lo puedo creer! Hay nuevos inventos todos los días, pero en ese caso es un polvo contra el fuego que tiene muchos químicos tóxicos. Realmente no quieres respirar eso en concentraciones muy altas. Eso no está bien, ni siquiera sé qué más decir, excepto que voy a agregar eso a mi lista de cosas raras que hace la gente. Simplemente esa no es un arma menos letal”, sostuvo la también profesora adjunta de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Berkeley, en California.

En la movilización del pasado 8 de marzo fue posible advertir cómo, aunque las policías estaban resguardadas detrás de vallas antimotines de tres metros de altura y las cuales fueron soldadas la noche previa a la manifestación, ante la menor provocación y por pequeñas rendijas que quedaron descubiertas lanzaban el polvo de extintor que tiñó el ambiente de color verde y naranja.

“Se ponen vallas porque tampoco podemos exponer a nuestras compañeras policías para evitar esta intervención en contra de los monumentos. Entonces, no vamos a reprimir, eso que quede muy claro, pero sí se va a contener”, aseguró la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, en la víspera de la movilización por el Día Internacional de la Mujer.

“Las personas no van a pasar el muro, las personas no van a hacer daño detrás del muro. Si tú tienes el muro y te colocas a un metro de distancia, las probabilidades de que a ti como policía te lesionen son ínfimas, qué necesidad tienes de lanzar lo que sea contra las personas, eso es agresión, es la definición de agresión y está en la ley”, insiste Gómez Tagle.

Incluso, para la manifestación del 8 de marzo de 2022, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) invitó, por primera ocasión, a la Comisión de Derechos Humanos capitalina (CDHCDMX) para que previo a la movilización fuera testigo de cómo se llenaban los 400 extintores que llevarían las mujeres policías. Según dio cuenta la dependencia encabezada por Omar García Harfuch, los extintores estarían listos para “sofocar conatos de incendio” durante la manifestación, sin embargo, si bien es cierto que estos dispositivos fueron accionados cuando las manifestantes prendían aerosoles, la realidad es que estos extintores fueron vaciados directamente hacia las manifestantes en un sinnúmero de ocasiones.

El primer contingente que arribó al Zócalo capitalino lo hizo a las 15:00 horas. Desde ese momento no dejaron de llegar mujeres hasta las 20:30 horas. Durante todo este tiempo, manifestantes y policías se enfrentaron: las mujeres lanzaban botellas de agua, prendían aerosoles e incluso derribaron el poste de un semáforo con el que se apoyaron para intentar derribar las vallas.

Las policías, por su parte, accionaron permanentemente los extintores, regresaban los objetos que les lanzaban y, por momentos, se pudo advertir que lanzaban gas pimienta o lacrimógeno que de inmediato afectaba los ojos y la garganta de las manifestantes.

Para Barrera, el fundador de Brigada Marabunta, si bien la transparencia con la que buscó actuar la SSC al convocar a la Comisión de Derechos Humanos al llenado de los extintores se reconoce, el tema no es ese, sino el gas pimienta y lacrimógeno que lanzan contra las manifestantes con total impunidad.

“Yo escucho la palabra de la jefa de gobierno, del secretario de gobierno (Martí Batres) y entonces ella está enterada (del uso de estas armas no letales) y miente, o los elementos en el terreno no están obedeciéndola”, señaló.

Barrera mostró —por primera vez— bolsitas con gas lacrimógeno que recuperaron de la manifestación de marzo pasado en donde se advierte que, además, las etiquetaron con el puño feminista. El propósito de estas acciones, lamenta, no solo es reprimir a las manifestantes, sino que ahora lo que busca es criminalizarlas.

“Si rescatan uno ¿qué van a decir? ‘Trae una manita feminista, esto lo hicieron feministas que nos quieren atacar al gobierno’”, reclamó.

El colectivo encontró que las granadas de gas lacrimógeno fueron desarmadas y su contenido fue vertido en bolsas plásticas a las que les colocaron un mechero para lanzarlas. Las bolsitas con el agente químico que recuperaron de la manifestación del 8 de marzo 2022 se advierte que, además, las etiquetaron con el puño feminista para criminalizar | Foto: Mónica González
El colectivo encontró que las granadas de gas lacrimógeno fueron desarmadas y su contenido fue vertido en bolsas plásticas a las que les colocaron un mechero para lanzarlas. Las bolsitas con el agente químico que recuperaron de la manifestación del 8 de marzo 2022 se advierte que, además, las etiquetaron con el puño feminista para criminalizar | Foto: Mónica González

Otros de los artefactos que la Brigada Marabunta logró recolectar este 2022 son una especie de fichas metálicas que están llenas de gas lacrimógeno, así como un cilindro —al cual le lijaron cualquier dato de identificación— que lanzaron desde detrás de las vallas de Palacio Nacional a eso de las 19:30 horas y que afectó a las personas que estaban, al menos, a 15 metros a la redonda. De inmediato se sintieron los efectos en ojos, nariz y garganta de quienes aún se encontraban en la zona.

Incluso fue posible observar cómo el personal de la Comisión de Derechos Humanos, que se encontraba a unos metros descansando después de acompañar por horas la movilización, tuvo que tirarse al suelo con el propósito de evitar la nube de gas que se formó.

“Hemos visto cómo han ido de primero de forma abierta lanzar el gas en sus depósitos originales, empezar a esconderlos hasta el grado —esta última vez— de etiquetarlos”, resumió el fundador de la Brigada Marabunta.

Sobre estos señalamientos, Otero, la jefa de las policías Ateneas defiende a su agrupamiento y rechaza que sus elementos porten o hagan uso de gases lacrimógenos o pimienta. Detalla que antes de salir a acompañar las movilizaciones feministas, se revisa cada una de las policías: cascos, rodilleras y en algunos casos escudos, afirma, es el único equipamiento que llevan.

“Tenemos (los extintores) porque es latente (el peligro). Nos aventaban, la verdad no sé qué objeto, pero de repente ya se estaba prendiendo una compañera. Al principio era muy dramático apagarla, tirarla al piso, o llamar al equipo rojo, ahora ya vemos, nos damos una palmadita y seguimos. Ahora ya estamos preparadas para una situación”, afirmó.

“Lo que aquí me preocuparía es que nos pudieran poner a pensar que hubiera un video que se ve el gas lacrimógeno saliendo de nuestras manos, o sea, no lo manejamos. Ninguna mujer policía tiene capacitación en manejo de gases, no hay, no existen en nuestros depósitos”, aseveró la funcionaria policial.